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Modelos de suscripción: ¿Viables o rentables?

¡Hola, queridos lectores!

Andaba revisando los blogs que leo todos los días cuando me he encontrado con un artículo en Genbeta que me ha interesado. Está relacionado con el modelo de negocio de suscripción en los libros, exponiendo sus bondades y mostrándolos como una alternativa de futuro. Y me he dicho, ¡no puedo dejar pasar esto sin daros mi opinión al respecto!

La idea es simple: un servicio online premium, con una cuota mensual (o anual, eso da igual) que te da acceso a un extenso catálogo obtenido gracias al acuerdo con las editoriales. Esto no deja de ser una especie de biblioteca virtual donde eres un socio más y puedes coger los libros prestados que quieras. La idea parece buena.

¿Puede ser rentable? Obviamente todo depende. Si nos basamos, por ejemplo, en iniciativas similares en el mundo de la música, como es el caso de Spotify y otros, aún están buscando la manera de ser empresas rentables. El motivo probablemente sea que al ofrecer material de forma gratuita, captan muchos usuarios, pero pocos son los que se suscriben como premium, aportando una suma en función del tiempo de disfrute del servicio. La publicidad, elemento fundamental en estos modelos, no parece ser suficiente para poder hacer frente a las compensaciones exigidas por las discográficas. Así que el asunto es bastante complejo desde el punto de vista de la rentabilidad económica del servicio.

Pero la viabilidad no depende sólo de la cantidad de dinero que puedan recaudar. En este negocio hay muchos actores, uno de ellos los propios autores. Basándonos en las experiencias musicales otra vez, parece que éstos son los menos beneficiados de todo el proceso, obteniendo regalías escasas, casi inexistentes. No recuerdo el dato exacto, pero creo que era del orden de unos 100 € por cada centenar de miles de reproducciones (si alguien puede aportarlo exactamente o me desvío mucho, que lo deje como comentario, por favor). Si los autores no ganan nada (o casi) con el negocio, poca viabilidad puede tener.

Además, al tratarse de un catálogo cerrado con las editoriales, es otra nueva barrera para aquellos autores que no encuentran en las mismas apoyo para publicar sus obras.

En definitiva, es un modelo de negocio más a tener en cuenta, pero no estoy de acuerdo con que sea la panacea, al menos del modo en que se ha desarrollado hasta ahora. Seguro que se puede hacer algo al respecto para mejorar sus puntos débiles, de modo que habrá que permanecer atentos.

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