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Un caramelo envenenado

¡Hola, queridos lectores! ¿Os apetece un caramelo?

Pues cuidado porque puede estar envenenado. ¡No! ¡Yo no acostumbro a asesinar sistemáticamente a mis seguidores! Al menos de momento... El motivo de este artículo es muy diferente. Tiene su fundamento en dos hechos recientes que tienen que ver con el registro de ciertas cosas por parte de empresas. Uno de ellos es el realizado por King, la empresa creadora de Candy Crush Saga, de la palabra "Candy"; el otro es la denegación a Orange, operador de telefonía español<, del uso exclusivo del color naranja. ¿Queréis saber más? ¡Pues seguid leyendo!

Es habitual en el mundo empresarial el registro de patentes para proteger los derechos comerciales sobre descubrimientos, invenciones, productos, etc.... En general, esto es positivo, ya que le da una exclusividad de uso a la compañía para explotar el fruto de su trabajo durante un cierto tiempo. Es un sistema ideado para fomentar la inversión mundialmente aceptado.

Sin embargo, algunas organizaciones, gracias a la permisividad de ciertas legislaciones, también registran bajo su nombre cosas cotidianas, como colores, palabras, términos comunes o disposiciones visuales. Algunos ejemplos podemos encontrarlos en el azul Tiffany, las denominaciones de tecnologías parecidas que acaban siendo lo mismo (como Intel turbo Boost y AMD Turbo Core) y el registro de la forma "rectangular con las esquinas uniformemente redondeadas" del IPhone. Se supone que esta práctica favorece la diferenciación ante los usuarios, lo que beneficia a la empresa. Pero, ¿hasta qué punto es legítimo esto?

En el caso de los colores tenemos a Tiffany & Co., que mantiene registrado un azul específico. Esto quiere decir que ninguna otra firma de joyería puede utilizar ese mismo tono en su imagen. Esto conduce en ocasiones a impedir el uso del propio color azul en general, o al menos los tonos más similares. La contrapartida podemos encontrarla en España, donde recientemente se ha denegado la posibilidad a Orange de registrar el naranja como color exclusivo, litigando con Jazztel por ello. La conclusión que podemos extraer es que, dependiendo del país, la legislación difiere considerablemente en este sentido.

Más recientemente aún, la compañía King ha registrado la palabra "candy", a cuento de su popular videojuego Candy Crush Saga. Esto en la práctica implica que ningún otro desarrollador podrá utilizar dicha palabra dentro de sus creaciones como algo distintivo.

¿Dónde está el límite? Personalmente, creo que ningún elemento de dominio público debería poder ser registrado, ni colores, ni palabras que vienen en el diccionario, ni nombres de notables, estrellas, planetas ni nada por el estilo. Con ello estamos permitiendo que una compañía privada se apropie de parte del patrimonio cultural de la humanidad, algo que no debería ocurrir en ningún caso. Porque, ¿alguien piensa que algún teléfono móvil no puede encajar en la descripción de "rectangular con esquinas uniformemente redondeadas"?/p>

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