¡Saludos, queridos lectores!
Hoy voy a empezar una pequeña serie de entradas relacionadas con la séptima temporada de Juego de Tronos. Ayer se emitió el primer capítulo y, aunque aventuro que la historia que se desarrollará en los libros no tendrá demasiado que ver con la que nos ofrecen los de la HBO, me parece interesante compartir mis impresiones con vosotros. Del mismo modo, quedo pendiente de que me contéis vuestras opiniones y predicciones para el futuro.
ASí que, empecemos con las reflexiones sobre lo que me ha parecido un buen capítulo de planteamiento, sin más. Por supuesto, advierto de que esta entrada estará repleta de spoilers. Si no lo has visto todavía y no quieres que te revele lo que sucede, ¡deja de leer ahora mismo!
Y es que el episodio abría con lo que para mí fue lo mejor de la casi hora de duración: el asesinato de la familia Frey perpetrado por la vengativa Arya Stark. Se veía venir desde el final de la temporada anterior, pero la verdad es que lo disfruté muchísimo. Mi casa favorita siempre han sido los Stark, de modo que ver a esos miserables Frey retorciéndose envenenados fue un entrante bastante suculento para mi paladar. De aquí en adelante iríamos cuesta abajo, aunque no sin frenos, pues la calidad se mantuvo dentro de lo decente.
Y si de Stark va la cosa, no me ha gustado nada el giro que le han dado a Sansa en esta temporada. A caballo entre apoyar a Jon como nuevo señor de Invernalia y los perversos planes de Meñique, se queda en tierra de nadie y no se sabe muy bien de qué lado está. Pone en evidencia a su medio hermano delante de todos sus vasallos y se dedica a dar lecciones de astucia cuando probablemente haya sido la más ingenua a lo largo de toda la serie. En fin, un despropósito difícil de comprender.
Los norteños se preparan para la guerra con los Caminantes Blancos, olvidándose casi por completo de sus enemigos al sur. Aunque, como dice el propio Jayme Lannister, ya no son lo que eran y dan la apariencia de caballo perdedor. Efectivamente, el sol se pone en el oeste para ellos, aunque antes de claudicar harán un último intento desesperado con la ayuda de los isleños.
Cersei es con toda seguridad el personaje que más me ha decepcionado en este arranque de temporada, y eso que le disputa duramente el puesto un Euron Greyjoy que, de momento, es sólo la sombra de su contrapartida en los libros. Sí, es una mujer obsesionada con el poder, pero también era una madre protectora con sus hijos. Y digo "era" porque parece que la muerte de éstos ya no le afecta tanto. No faltará quien diga que se aferra al poder y al amor de su gemelo, mas me parecen débiles anclajes teniendo en cuenta que "como mucho controla tres reinos" y el vínculo entre ambos no pasa por su mejor momento. Y, por si fuera poco, meter un isleño entre ambos no creo que vaya a hacer que las cosas mejoren.
De Sam hay poco que decir, aparte de que sigue siendo un pringado vaya a donde vaya. De Sandor Clegane se podría decir algo más, aunque no mucho. Parece que los guionistas se han empeñado en redimirlo de sus muchos pecados; eso sí, manteniendo la personalidad socarrona y tosca que lo caracteriza y lo convierte en un soplo de aire fresco en este comienzo del invierno en Poniente.
Y hablando del invierno, Bran ha llegado sano y salvo al Muro. Habrá que ver qué es lo que aporta en la lucha contra el horror que viene de más allá, aparte de contarle a su hermanastro quién es su madre; si es que la ocasión se da.
Para terminar, Daenerys desembarcando en Rocadragón no tuvo nada de especial, aparte de evocar a aquel gran antepasado suyo, Aegon, después de la destrucción de la Antigua Valyria, llegando a Ponniente para conquistarlo con sus tres dragones. Veremos qué resistencia pueden ofrecer sus enemigos, pero de momento tiene todas las de ganar sin sobresaltos. Tendremos que esperar una semana para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Hoy voy a empezar una pequeña serie de entradas relacionadas con la séptima temporada de Juego de Tronos. Ayer se emitió el primer capítulo y, aunque aventuro que la historia que se desarrollará en los libros no tendrá demasiado que ver con la que nos ofrecen los de la HBO, me parece interesante compartir mis impresiones con vosotros. Del mismo modo, quedo pendiente de que me contéis vuestras opiniones y predicciones para el futuro.
ASí que, empecemos con las reflexiones sobre lo que me ha parecido un buen capítulo de planteamiento, sin más. Por supuesto, advierto de que esta entrada estará repleta de spoilers. Si no lo has visto todavía y no quieres que te revele lo que sucede, ¡deja de leer ahora mismo!
Y es que el episodio abría con lo que para mí fue lo mejor de la casi hora de duración: el asesinato de la familia Frey perpetrado por la vengativa Arya Stark. Se veía venir desde el final de la temporada anterior, pero la verdad es que lo disfruté muchísimo. Mi casa favorita siempre han sido los Stark, de modo que ver a esos miserables Frey retorciéndose envenenados fue un entrante bastante suculento para mi paladar. De aquí en adelante iríamos cuesta abajo, aunque no sin frenos, pues la calidad se mantuvo dentro de lo decente.
Y si de Stark va la cosa, no me ha gustado nada el giro que le han dado a Sansa en esta temporada. A caballo entre apoyar a Jon como nuevo señor de Invernalia y los perversos planes de Meñique, se queda en tierra de nadie y no se sabe muy bien de qué lado está. Pone en evidencia a su medio hermano delante de todos sus vasallos y se dedica a dar lecciones de astucia cuando probablemente haya sido la más ingenua a lo largo de toda la serie. En fin, un despropósito difícil de comprender.
Los norteños se preparan para la guerra con los Caminantes Blancos, olvidándose casi por completo de sus enemigos al sur. Aunque, como dice el propio Jayme Lannister, ya no son lo que eran y dan la apariencia de caballo perdedor. Efectivamente, el sol se pone en el oeste para ellos, aunque antes de claudicar harán un último intento desesperado con la ayuda de los isleños.
Cersei es con toda seguridad el personaje que más me ha decepcionado en este arranque de temporada, y eso que le disputa duramente el puesto un Euron Greyjoy que, de momento, es sólo la sombra de su contrapartida en los libros. Sí, es una mujer obsesionada con el poder, pero también era una madre protectora con sus hijos. Y digo "era" porque parece que la muerte de éstos ya no le afecta tanto. No faltará quien diga que se aferra al poder y al amor de su gemelo, mas me parecen débiles anclajes teniendo en cuenta que "como mucho controla tres reinos" y el vínculo entre ambos no pasa por su mejor momento. Y, por si fuera poco, meter un isleño entre ambos no creo que vaya a hacer que las cosas mejoren.
De Sam hay poco que decir, aparte de que sigue siendo un pringado vaya a donde vaya. De Sandor Clegane se podría decir algo más, aunque no mucho. Parece que los guionistas se han empeñado en redimirlo de sus muchos pecados; eso sí, manteniendo la personalidad socarrona y tosca que lo caracteriza y lo convierte en un soplo de aire fresco en este comienzo del invierno en Poniente.
Y hablando del invierno, Bran ha llegado sano y salvo al Muro. Habrá que ver qué es lo que aporta en la lucha contra el horror que viene de más allá, aparte de contarle a su hermanastro quién es su madre; si es que la ocasión se da.
Para terminar, Daenerys desembarcando en Rocadragón no tuvo nada de especial, aparte de evocar a aquel gran antepasado suyo, Aegon, después de la destrucción de la Antigua Valyria, llegando a Ponniente para conquistarlo con sus tres dragones. Veremos qué resistencia pueden ofrecer sus enemigos, pero de momento tiene todas las de ganar sin sobresaltos. Tendremos que esperar una semana para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
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