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Aprende a escribir narrativa III: La extensión

Conozco gente que solo se digna a leer un libro si excede un número determinado de páginas, que puede rondar las 500. Pobres. No saben lo que se pierden. Hay maravillas que ni siquiera llegan a 200 páginas o a 100. Incluso hay cuentos de unas pocas páginas que no tienen nada que envidiar a la novela más larga que se pueda escribir.

Con esto quiero dejar claro el concepto principal: no importa la extensión de nuestro relato. Debe ser tan largo o tan corto como su alma requiera. No podemos ordeñar a la vaca por encima de sus posibilidades. La leche que saquemos no será buena. Si nuestra idea no da de sí para escribir una novela, no tiene sentido estirarla hasta el infinito. Es mejor hacer algo más corto y de mayor calidad. Para mí, la calidad siempre está por encima de la cantidad, al menos en literatura.

Seguro que habéis leído más de un libro enorme. Últimamente están muy de moda. Esto no los hace malos de por sí, siempre que no os hayan incitado a saltaros páginas o capítulos enteros. Esto me sucedió a mí en Festín de cuervos, el cuarto tomo de Canción de hielo y fuego. Había fragmentos infumables y estuve muy cerca de dejar de leer y seguir con el capítulo siguiente. Tras acabarlo, me quedó la sensación, efectivamente, de que esas páginas no le habían aportado gran cosa a la historia y solo eran una justificación para algo que pasaría más adelante. Absurdo. Se podría haber hecho de otra forma mejor y más sorprendente para el lector.

Esto influye también a la hora de corregir el relato. Stephen King dice en su manual de escritura Mientras escribo que la longitud final del texto debería ser en torno a un 75% de la extensión del primer borrador. Esto es resultado de eliminar líneas, párrafos, escenas o incluso capítulos, que no aportaban nada a la historia. Creo que tiene mucha razón. Es cierto que el porcentaje varía según el tipo de relato y el cuidado que hayamos tenido mientras lo escribíamos. Sin embargo, yo suelo quitar mucho más de lo que añado en las correcciones.

Como ejemplo, os pondré el relato con el que ensayamos las correcciones por primera vez en la escuela de escritura. El número uno fue un relato que gustó mucho de entrada a mi profesor en la primera versión. Unos tres meses después, nos pidió que corrigiéramos el primer relato que habíamos llevado. En un primer momento, me preocupé. Si le había gustado tanto desde un principio, ¿qué iba a corregir? Tomé el texto con reservas. Empecé a leerlo, a cambiar cosas, a quitarlas... Se quedó en un 60% del texto original. La opinión de mis compañeros fue que no se echaba nada en falta y tenía un aspecto mucho más pulido todavía.

Por otra parte, la extensión del relato también influye en la manera de escribir. Una novela puede permitirse algunos tropiezos, fragmentos sin tanto empaque y frases accesorias a lo largo de todas sus páginas. Son pequeñas islas en medio de un océano. En cambio, un cuento es un tipo de relato más corto. Debe ser mucho más pulido, más perfecto y armónico. Una isla en medio de un lago es algo que llama la atención a simple vista. No digamos ya si hay varias. Cuanto más corto sea el texto, menos errores debemos cometer y más precisos debemos ser con las palabras. Personalmente, creo que es mucho más difícil escribir pequeños cuentos, incluso microrrelatos, debido a este factor, que una novela. Aunque también hay que decir que tiene miga hacer una novela que funcione y no tenga demasiada paja en sus páginas.

¿Qué hacer con los cuentos? Son relatos muy cortos como para intentar publicarlos individualmente con una editorial. A mi modo de ver, hay tres opciones: publicarlos en un medio electrónico, como un blog; enviarlos a certámenes literarios que pueden estar mejor o peor premiados, o recopilarlos en una antología para editarlos. La verdad es que la última opción no vende demasiado, pero quizás con un buen hilo conductor... La primera tampoco os reportará muchos beneficios a menos que vuestro sitio reciba más visitas de las que podáis imaginar. Y la opción de los concursos siempre está ahí, pero es complicado ganarlos si el relato no es realmente bueno. Además, debe ajustarse a unas bases determinadas y eso puede obligarnos a adulterar el texto y estropear el resultado.

En la próxima entrada hablaremos de las descripciones, un tema que parece fácil, pero es más complicado de lo que pensamos.

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