Esta semana nos hemos visto envueltos en una disputa al más alto nivel lingüístico a causa de las declaraciones de Irene Montero. Doy por hecho que todo el mundo sabe ya que la forma "portavozas" es inexistente en castellano, así que no voy a comentarlo más. Lo que pretendo con esta entrada es plasmar mis pensamientos sobre el uso reivindicativo del lenguaje y las consecuencias que puede acarrear.
Lo primero que hay que decir es que me parece lamentable que gente que se supone con un mínimo de cultura caiga en estas falacias. Portavoz no es masculino. Igual que no lo son miembro, juez ni concejal. Son formas neutras que sirven para ambos géneros. Me llama mucho la atención que, precisamente, se "feminicen" estas palabras cuando, aparte de ser un sin sentido, son la expresión más obvia de igualdad.
Aquí quiero resaltar que no es lo mismo decir "jugadores y jugadoras" que "miembros y miembras". En el primer caso, la expresión es léxicamente correcta, si bien sintácticamente redundante (imaginad leer un libro en el que cada vez que haya un plural te encontraras eso. ¡Qué horror!). En el segundo caso, la expresión es incorrecta. No existe "miembra" porque "miembro" es una palabra de género neutro (véase la séptima acepción en el diccionario de la RAE). Así que, aunque acabe en 'o', no es masculino. A mi modo de ver, decir "miembras" es puro postureo además de cacofónico, ya que no hay ninguna necesidad ni se reivindica nada con ello. El caso de "portavoza" es todavía más flagrante. "Voz" ya es femenino de por sí, así que añadirle una 'a' al final es directamente estúpido.
Todo esto sería una anécdota sin importancia si la inventora de esta nueva forma hubiera asumido que se trataba de un error. En su lugar, se reafirmó en su postura y lo asumió como una reivindicación. No contenta con esto, arremetió contra la RAE para terminar de hacer el ridículo. En conjunto, la reacción de una niña pequeña cuando le dicen que ha hecho algo mal y se revuelve, echándole la culpa a otro. Para colmo, algunas de sus compañeras de hemiciclo también defienden esta inconsistencia lingüística.
Esto es España. Es un país donde no solo se tiene que ser tonto para triunfar, también hay que demostrarlo. Lo lamento mucho por las mujeres. Si se trata de visibilizar sus problemas, con elementos así a la cabeza, lo mejor que les puede pasar es que nunca se lleguen a tomar en serio.
Lo bueno es que vivimos en la era de la información y cualquier mujer puede pegarles un tirón de orejas vía Twitter. Lo malo es que da la impresión de que muchas veces prevalece el hecho de ser mujer sobre el de hacer el ridículo.
Lo primero que hay que decir es que me parece lamentable que gente que se supone con un mínimo de cultura caiga en estas falacias. Portavoz no es masculino. Igual que no lo son miembro, juez ni concejal. Son formas neutras que sirven para ambos géneros. Me llama mucho la atención que, precisamente, se "feminicen" estas palabras cuando, aparte de ser un sin sentido, son la expresión más obvia de igualdad.
Aquí quiero resaltar que no es lo mismo decir "jugadores y jugadoras" que "miembros y miembras". En el primer caso, la expresión es léxicamente correcta, si bien sintácticamente redundante (imaginad leer un libro en el que cada vez que haya un plural te encontraras eso. ¡Qué horror!). En el segundo caso, la expresión es incorrecta. No existe "miembra" porque "miembro" es una palabra de género neutro (véase la séptima acepción en el diccionario de la RAE). Así que, aunque acabe en 'o', no es masculino. A mi modo de ver, decir "miembras" es puro postureo además de cacofónico, ya que no hay ninguna necesidad ni se reivindica nada con ello. El caso de "portavoza" es todavía más flagrante. "Voz" ya es femenino de por sí, así que añadirle una 'a' al final es directamente estúpido.
Todo esto sería una anécdota sin importancia si la inventora de esta nueva forma hubiera asumido que se trataba de un error. En su lugar, se reafirmó en su postura y lo asumió como una reivindicación. No contenta con esto, arremetió contra la RAE para terminar de hacer el ridículo. En conjunto, la reacción de una niña pequeña cuando le dicen que ha hecho algo mal y se revuelve, echándole la culpa a otro. Para colmo, algunas de sus compañeras de hemiciclo también defienden esta inconsistencia lingüística.
Esto es España. Es un país donde no solo se tiene que ser tonto para triunfar, también hay que demostrarlo. Lo lamento mucho por las mujeres. Si se trata de visibilizar sus problemas, con elementos así a la cabeza, lo mejor que les puede pasar es que nunca se lleguen a tomar en serio.
Lo bueno es que vivimos en la era de la información y cualquier mujer puede pegarles un tirón de orejas vía Twitter. Lo malo es que da la impresión de que muchas veces prevalece el hecho de ser mujer sobre el de hacer el ridículo.
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