Vamos hoy con mi opinión sobre la última película del Universo Cinematográfico Marvel. La verdad es que me ha parecido muy buena. De las mejores que ha puesto Disney en pantalla últimamente. Parece que, al contrario que Star Wars, los superhéroes mantienen su buena línea.
Intentaré que haya los menos spoilers posibles. Pero, por si acaso, estáis advertidos.
La primera pregunta que me hacía era cómo iba a juntar Marvel a todos sus héroes. Había un sin fin de posibilidades, tantas como los futuros alternativos que es capaz de ver Stephen Strange. Corrían el peligro de que todo quedase muy forzado. Pero no. Creo que el ritmo de inclusión fue el adecuado y que cada personaje tenía su propio motivo para participar en la lucha contrarreloj contra Thanos.
El inicio de la cinta fue un acierto. Dejaba ver hasta qué punto el villano era poderoso en esta ocasión. No había forma de pararlo por los medios comunes. Lo único que podían hacer era evitar que consiguiera las gemas del infinito y arrebatarle el guantelete. Eso y que un Thor sediento de venganza fuera en busca de un arma lo bastante poderosa para matar a Thanos.
Los subalternos no se quedaban atrás. El encuentro de los pesos pesados de la película, Tony Stark y Stephen Strange, se veía interrumpido abruptamente. Ni siquiera hacía falta que interviniera el visionario funesto para ponerles en graves aprietos.
Eso sí, me quedé con ganas de ver lo que Vision era capaz de hacer. Se le supone un poder bastante grande, superior al de muchos de los superhéroes que participaron de las principales batallas. Sin embargo, la película lo relega a un segundo plano. Más humanizado y, sobre todo, profundamente racional, opta por sacrificarse por el bien de todos. Aun así, El Capitán América no iba a permitírselo y todo queda pospuesto hasta que logren extraerle la gema de la mente para destruirla sin dañarlo.
Entre tanto, Thanos hacía de las suyas y capturaba a su hija. He de decir que me pareció un antagonista magnífico. Tenía un propósito claro, terrible y, a fin de cuentas, justificado. Es increíble cómo se puede incluir un tema como la problemática del bienestar social en una historia como esta. No podía estar de más actualidad y no podía darnos más en qué pensar. En los sacrificios que se han de hacer para conseguirlo.
Entre col y col, los guionistas nos metieron chistes y chascarrillos de sobra para hacernos reír. No obstante, no fueron tantos ni tan mal medidos como en otros trabajos anteriores, como Thor: ragnarok o Iron Man 3. Una dosis de comedia clásica de esta serie en su justa cantidad.
El desenlace me pareció perfecto. Era el que tenía que ser y se justificaba con las acciones de Stephen Strange. Un final repleto de dramatismo, de incredulidad y al que ayudó la ausencia de banda sonora. Por fin alguien entiende que a veces el silencio es más sobrecogedor que una orquesta furibunda o chillidos agudos hasta romper cristales.
Lo único que me pregunto ahora es cómo continuará la franquicia del UCM. Estoy deseando ver las secuelas de esta guerra del infinito.
Intentaré que haya los menos spoilers posibles. Pero, por si acaso, estáis advertidos.
La primera pregunta que me hacía era cómo iba a juntar Marvel a todos sus héroes. Había un sin fin de posibilidades, tantas como los futuros alternativos que es capaz de ver Stephen Strange. Corrían el peligro de que todo quedase muy forzado. Pero no. Creo que el ritmo de inclusión fue el adecuado y que cada personaje tenía su propio motivo para participar en la lucha contrarreloj contra Thanos.
El inicio de la cinta fue un acierto. Dejaba ver hasta qué punto el villano era poderoso en esta ocasión. No había forma de pararlo por los medios comunes. Lo único que podían hacer era evitar que consiguiera las gemas del infinito y arrebatarle el guantelete. Eso y que un Thor sediento de venganza fuera en busca de un arma lo bastante poderosa para matar a Thanos.
Los subalternos no se quedaban atrás. El encuentro de los pesos pesados de la película, Tony Stark y Stephen Strange, se veía interrumpido abruptamente. Ni siquiera hacía falta que interviniera el visionario funesto para ponerles en graves aprietos.
Eso sí, me quedé con ganas de ver lo que Vision era capaz de hacer. Se le supone un poder bastante grande, superior al de muchos de los superhéroes que participaron de las principales batallas. Sin embargo, la película lo relega a un segundo plano. Más humanizado y, sobre todo, profundamente racional, opta por sacrificarse por el bien de todos. Aun así, El Capitán América no iba a permitírselo y todo queda pospuesto hasta que logren extraerle la gema de la mente para destruirla sin dañarlo.
Entre tanto, Thanos hacía de las suyas y capturaba a su hija. He de decir que me pareció un antagonista magnífico. Tenía un propósito claro, terrible y, a fin de cuentas, justificado. Es increíble cómo se puede incluir un tema como la problemática del bienestar social en una historia como esta. No podía estar de más actualidad y no podía darnos más en qué pensar. En los sacrificios que se han de hacer para conseguirlo.
Entre col y col, los guionistas nos metieron chistes y chascarrillos de sobra para hacernos reír. No obstante, no fueron tantos ni tan mal medidos como en otros trabajos anteriores, como Thor: ragnarok o Iron Man 3. Una dosis de comedia clásica de esta serie en su justa cantidad.
El desenlace me pareció perfecto. Era el que tenía que ser y se justificaba con las acciones de Stephen Strange. Un final repleto de dramatismo, de incredulidad y al que ayudó la ausencia de banda sonora. Por fin alguien entiende que a veces el silencio es más sobrecogedor que una orquesta furibunda o chillidos agudos hasta romper cristales.
Lo único que me pregunto ahora es cómo continuará la franquicia del UCM. Estoy deseando ver las secuelas de esta guerra del infinito.
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