Últimamente está muy de actualidad eso que se ha denominado lenguaje inclusivo. Desdoblar el género de los plurales, inventar palabras teóricamente femeninas o sustituir la o por otros símbolos. El objetivo es visibilizar a la mujer y conseguir la igualdad.
Más allá de si se consigue o no, en esta entrada voy a contaros y fundamentar una opinión que puede ser polémica: el lenguaje inclusivo es, en realidad, exclusivo. Y no, no voy a soltar las típicas tonterías de que si las feminazis esto o las hembristas lo otro. Voy a daros motivos fundamentalmente lingüísticos y de diversidad funcional.
Empecemos con el desdoblamiento del lenguaje. La RAE ya se ha manifestado en contra por una cuestión de economía de la lengua. Cuantas menos palabras se usen para expresar algo, mejor (en contra de lo que ciertas personas, fundamentalmente de la rama de humanidades, piensan). Y es que esto es más grave de lo que pensamos. Si desdoblamos el lenguaje, podemos asumir que duplicamos el tiempo necesario para transmitir una información. En otras palabras, estamos más tiempo hablando y menos haciendo cosas. El tiempo es oro, y ya solo el hecho de que alguien se piense con derecho a hacérmelo perder por capricho es antipático. Pero igual es que yo soy muy tiquismiquis, no lo voy a negar.
El problema viene cuando nos topamos con personas que tienen dificultades para mantener la atención por un tiempo prolongado. Estos síndromes tienen una elevada tasa de diagnóstico actualmente. Duplicar el tiempo del mensaje significa que estas personas van a enterarse de la mitad del contenido. Esto implica excluirles un poco más de la sociedad.
No deja de ser llamativo que para intentar conseguir la igualdad, se diferencie entre hombres y mujeres. Visibilidad a cambio de distinguir entre ambos sexos. No soy un experto. De hecho, no pienso que nadie que se llame experto en estos temas sea más que un lumbreras. Pero me parece contradictorio el planteamiento.
Como nota aparte, me parece ya ridículo que se desdoblen palabras neutras, como concejal. Pasable me parecería "los concejales y las concejales", pero, ¿"los concejales y las concejalas"? Si es que suena hasta mal. Esto de la cacofonía lo retomaré más adelante.
¿Y qué hay de usar el femenino para el plural como hizo el gabinete de Pedro Sánchez con el consejo de ministras? Pues, sinceramente, a mí me da igual que alguien diga chicas cuando estoy en un grupo en el que la mayoría son mujeres. Casi es algo que sale solo. Pero si lo vamos a usar en un ámbito formal, yo no lo haría. Estamos introduciendo elementos que pueden llevar a confusión. Y a lo mejor aquí todos somos muy listos y sabemos diferenciarlo por el contexto, pero a una persona con discapacidades intelectuales puede no serle tan obvio. Más exclusión.
La otra opción de moda es la sustitución de la "o" en los plurales por otros símbolos, como la "x", la "@" o la "e" (porque, por algún motivo que no acabo de entender, la o parece más masculina que el resto de vocales). Vayamos por partes.
"@" o "x" son opciones impracticables. ¿Cómo narices se pronuncian "tod@s" o "todxs"? No se pueden pronunciar. Bueno, entonces lo podemos dejar para escribirlo, ¿no? Pues la verdad es que tiene poco sentido escribir algo que no se puede decir. El texto es la transcripción de nuestros sonidos. Pero, todavía más allá, hay personas que no ven. Personas que utilizan lectores de pantalla, que narran en voz alta lo que hay en la pantalla, para acceder a los textos. Y si la "@" y la "x" no disponen de una pronunciación, estos lectores acabarán leyendo una cosa extraña que no hará más que confundir a la persona, y que esta tenga que hacer varios intentos hasta conseguir entender lo que pone. Más exclusión.
Entonces nos queda sustituir las "o" por "e". Bueno, en primer lugar, no sé quién es el que decide qué letras son masculinas, femeninas o neutras. En general, serían todas femeninas, ya que son "las letras". Pero bueno, dejemos eso al margen. ¿De verdad nadie nota que el español suena horrible con este método?
No es casualidad que utilicemos las vocales que utilizamos. Cada idioma usa las suyas. El francés, por ejemplo, hace un uso extensivo de las "e" al final de las palabras. Sin embargo, muchas veces no se pronuncian. Además, cuentan con toda una gama de recursos como la unión de palabras que el español no tiene. Eso hace que el francés, porque es francés, suene bien con tantas "e".
Pretender que un idioma suene bien cambiándole la terminación a todas las palabras sin cambiar el propio idioma es absurdo. Es una evolución que se ha producido a lo largo de siglos. Nadie va a poder cambiar eso de golpe, y mucho menos si el resultado es netamente peor al oído. Y cambiarlo no es una cuestión de esfuerzo. La lengua es algo que asumimos desde que somos bebés y, si cambiar el chip para alguien sin dificultades adicionales es complicado, hacerlo para una persona con alguna discapacidad intelectual es, sencillamente, imposible.
Para terminar, quiero lanzar una pregunta y dar mi opinión: ¿de verdad es necesario un lenguaje inclusivo? Es decir, ¿se cumple con el objetivo de visibilizar más a la mujer? En mi humilde opinión, no. Creo que cuando uno dice diputados, concejales, abogados... no hay una persona en su sano juicio que piense en un grupo exclusivamente de hombres. Por contra, si uno dice científicos o futbolistas, sí que es verdad que es común pensar solo en el sexo masculino. Creo que la diferencia no es la lengua ni la gramática, sino la percepción que tenemos del mundo, las experiencias que tenemos. En mi caso, soy ingeniero informático. En la carrera había 2 chicas en clase de 50 personas. Quizás por eso, cuando dicen informáticos, tiendo a pensar en hombres, a pesar de que mis compañeras siempre han demostrado estar al mismo nivel o superior que los demás.
La lengua es un vehículo para transmitir ideas. No solo cuenta la información que quiere transmitir el emisor, sino también los sentimientos, prejuicios y vivencias del receptor. Eso es lo que realmente debemos cambiar. Eso es realmente por lo que hay que luchar. Y para mí, todo lo demás, es postureo inútil.
Más allá de si se consigue o no, en esta entrada voy a contaros y fundamentar una opinión que puede ser polémica: el lenguaje inclusivo es, en realidad, exclusivo. Y no, no voy a soltar las típicas tonterías de que si las feminazis esto o las hembristas lo otro. Voy a daros motivos fundamentalmente lingüísticos y de diversidad funcional.
Empecemos con el desdoblamiento del lenguaje. La RAE ya se ha manifestado en contra por una cuestión de economía de la lengua. Cuantas menos palabras se usen para expresar algo, mejor (en contra de lo que ciertas personas, fundamentalmente de la rama de humanidades, piensan). Y es que esto es más grave de lo que pensamos. Si desdoblamos el lenguaje, podemos asumir que duplicamos el tiempo necesario para transmitir una información. En otras palabras, estamos más tiempo hablando y menos haciendo cosas. El tiempo es oro, y ya solo el hecho de que alguien se piense con derecho a hacérmelo perder por capricho es antipático. Pero igual es que yo soy muy tiquismiquis, no lo voy a negar.
El problema viene cuando nos topamos con personas que tienen dificultades para mantener la atención por un tiempo prolongado. Estos síndromes tienen una elevada tasa de diagnóstico actualmente. Duplicar el tiempo del mensaje significa que estas personas van a enterarse de la mitad del contenido. Esto implica excluirles un poco más de la sociedad.
No deja de ser llamativo que para intentar conseguir la igualdad, se diferencie entre hombres y mujeres. Visibilidad a cambio de distinguir entre ambos sexos. No soy un experto. De hecho, no pienso que nadie que se llame experto en estos temas sea más que un lumbreras. Pero me parece contradictorio el planteamiento.
Como nota aparte, me parece ya ridículo que se desdoblen palabras neutras, como concejal. Pasable me parecería "los concejales y las concejales", pero, ¿"los concejales y las concejalas"? Si es que suena hasta mal. Esto de la cacofonía lo retomaré más adelante.
¿Y qué hay de usar el femenino para el plural como hizo el gabinete de Pedro Sánchez con el consejo de ministras? Pues, sinceramente, a mí me da igual que alguien diga chicas cuando estoy en un grupo en el que la mayoría son mujeres. Casi es algo que sale solo. Pero si lo vamos a usar en un ámbito formal, yo no lo haría. Estamos introduciendo elementos que pueden llevar a confusión. Y a lo mejor aquí todos somos muy listos y sabemos diferenciarlo por el contexto, pero a una persona con discapacidades intelectuales puede no serle tan obvio. Más exclusión.
La otra opción de moda es la sustitución de la "o" en los plurales por otros símbolos, como la "x", la "@" o la "e" (porque, por algún motivo que no acabo de entender, la o parece más masculina que el resto de vocales). Vayamos por partes.
"@" o "x" son opciones impracticables. ¿Cómo narices se pronuncian "tod@s" o "todxs"? No se pueden pronunciar. Bueno, entonces lo podemos dejar para escribirlo, ¿no? Pues la verdad es que tiene poco sentido escribir algo que no se puede decir. El texto es la transcripción de nuestros sonidos. Pero, todavía más allá, hay personas que no ven. Personas que utilizan lectores de pantalla, que narran en voz alta lo que hay en la pantalla, para acceder a los textos. Y si la "@" y la "x" no disponen de una pronunciación, estos lectores acabarán leyendo una cosa extraña que no hará más que confundir a la persona, y que esta tenga que hacer varios intentos hasta conseguir entender lo que pone. Más exclusión.
Entonces nos queda sustituir las "o" por "e". Bueno, en primer lugar, no sé quién es el que decide qué letras son masculinas, femeninas o neutras. En general, serían todas femeninas, ya que son "las letras". Pero bueno, dejemos eso al margen. ¿De verdad nadie nota que el español suena horrible con este método?
No es casualidad que utilicemos las vocales que utilizamos. Cada idioma usa las suyas. El francés, por ejemplo, hace un uso extensivo de las "e" al final de las palabras. Sin embargo, muchas veces no se pronuncian. Además, cuentan con toda una gama de recursos como la unión de palabras que el español no tiene. Eso hace que el francés, porque es francés, suene bien con tantas "e".
Pretender que un idioma suene bien cambiándole la terminación a todas las palabras sin cambiar el propio idioma es absurdo. Es una evolución que se ha producido a lo largo de siglos. Nadie va a poder cambiar eso de golpe, y mucho menos si el resultado es netamente peor al oído. Y cambiarlo no es una cuestión de esfuerzo. La lengua es algo que asumimos desde que somos bebés y, si cambiar el chip para alguien sin dificultades adicionales es complicado, hacerlo para una persona con alguna discapacidad intelectual es, sencillamente, imposible.
Para terminar, quiero lanzar una pregunta y dar mi opinión: ¿de verdad es necesario un lenguaje inclusivo? Es decir, ¿se cumple con el objetivo de visibilizar más a la mujer? En mi humilde opinión, no. Creo que cuando uno dice diputados, concejales, abogados... no hay una persona en su sano juicio que piense en un grupo exclusivamente de hombres. Por contra, si uno dice científicos o futbolistas, sí que es verdad que es común pensar solo en el sexo masculino. Creo que la diferencia no es la lengua ni la gramática, sino la percepción que tenemos del mundo, las experiencias que tenemos. En mi caso, soy ingeniero informático. En la carrera había 2 chicas en clase de 50 personas. Quizás por eso, cuando dicen informáticos, tiendo a pensar en hombres, a pesar de que mis compañeras siempre han demostrado estar al mismo nivel o superior que los demás.
La lengua es un vehículo para transmitir ideas. No solo cuenta la información que quiere transmitir el emisor, sino también los sentimientos, prejuicios y vivencias del receptor. Eso es lo que realmente debemos cambiar. Eso es realmente por lo que hay que luchar. Y para mí, todo lo demás, es postureo inútil.
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